La venganza, una respuesta emocional y a menudo violenta a una ofensa percibida. También conocida como retribución, no es solo algo que ves en películas: es una fuerza que mueve decisiones reales, desde tribunales hasta canchas de fútbol. Cuando alguien siente que fue traicionado, humillado o dañado sin consecuencias, la venganza se convierte en una especie de justicia personal. No siempre es racional, pero es humana. Y en Chile, como en muchos lugares, no faltan casos donde esta emoción se vuelve pública: desde un jugador que busca vengar una lesión en el campo, hasta un excondenado que recupera su libertad y desata un debate nacional.
La justicia, el sistema formal que supuestamente reemplaza a la venganza personal a menudo choca con ella. Cuando se otorga libertad condicional a Mauricio Ortega, pese al rechazo de Gendarmería y la furia de las víctimas, no es solo un fallo legal: es un conflicto entre dos formas de responder al daño. Una, la institucional; la otra, la emocional. Y en redes, en la calle, en los comentarios de los partidos de fútbol, la gente no se calla. La emociones humanas, como el odio, la culpa o el deseo de equilibrio no se apagan con sentencias. Las notas sobre UFC 320, donde Ankalaev busca revancha contra Pereira, o el duelo entre Barcelona y Atlético, donde cada gol es una respuesta a una derrota anterior, no son solo deporte. Son narrativas de venganza disfrazadas de competencia.
La conflicto, el motor que alimenta la venganza no siempre es físico. A veces es político, como cuando Insulza abandona Arica para pelear en Valparaíso: no es solo una candidatura, es una batalla por el poder, por el reconocimiento, por corregir lo que siente que le hicieron. O cuando el FBI detiene a un uruguayo por lavar dinero de los hijos de Maduro: no es solo un arresto, es una venganza global, una forma de castigo desde el otro lado del mundo. La venganza no necesita un cuchillo. A veces solo necesita un informe, un tweet, un gol en el minuto 90.
Lo que encontrarás aquí no son teorías abstractas. Son historias reales donde la venganza, en todas sus formas, tuvo consecuencias. Desde un tenista que quiere ser el heredero de Djokovic hasta una mujer que pierde su libertad por un crimen que nadie olvida. No hay moralidad perfecta aquí. Solo humanos intentando equilibrar lo que creen que se les debe. Y en medio de todo eso, tú, leyendo esto, quizás recuerdes tu propia historia. Porque la venganza no es algo que otros hacen. Es algo que todos hemos sentido, aunque solo lo hayamos pensado.
La nueva película exclusiva de Netflix, 'Detonantes', protagonizada por Jessica Alba, narra la historia de Parker, una soldado veterana que regresa a su ciudad natal para vengar la muerte de su padre. Dirigida por Mouly Souria, la película explora un complot lleno de acción, corrupción y engaños, con secuencias de combate intensas.
