La Nueva Canción Chilena, un movimiento musical y social que fusionó folclore tradicional con mensajes de justicia social en la década de 1960. También conocida como canto popular, no fue solo un estilo musical: fue un acto de resistencia, una forma de decir la verdad cuando las palabras eran peligrosas. Este movimiento nació en las calles, en las universidades y en las casas de campesinos, donde músicos como Violeta Parra, la fundadora que rescató y redefinió las raíces musicales chilenas, recopilaban canciones de la gente y las transformaban en himnos. Ella no solo cantaba; recogía la voz de quienes nadie escuchaba y la ponía en el centro del escenario.
Después de ella llegó Víctor Jara, el poeta con guitarra que convirtió cada canción en un grito de dignidad. Sus letras hablaban de mineros, campesinos, estudiantes y mujeres que luchaban por un país más justo. No era música para el entretenimiento: era música para la lucha. Y eso lo entendieron quienes tenían poder: en 1973, tras el golpe militar, Jara fue torturado y asesinado por cantar. Su muerte no apagó el movimiento, lo convirtió en leyenda. La Nueva Canción Chilena no murió con él; se extendió por América Latina, inspiró a Mercedes Sosa en Argentina, a Silvio Rodríguez en Cuba, y sigue viva en cada joven que canta con la guitarra en la mano y la conciencia en la cabeza.
Este movimiento no se limitó a las canciones. Fue un puente entre la cultura y la política, entre el pasado indígena y el futuro democrático. Usaba instrumentos como la quena, la charango y la cueca, pero les daba un nuevo significado: no eran solo sonidos, eran identidad. Las letras no hablaban de amor romántico, sino de desigualdad, de tierra, de memoria. Y eso es lo que hace que hoy, décadas después, sigamos escuchando a Inti-Illimani o a Quilapayún. No es nostalgia: es necesidad. Porque mientras existan injusticias, habrá gente que necesite cantarlas.
Lo que encontrarás aquí no son solo canciones antiguas. Son historias de coraje, de censura, de resistencia. Historias de artistas que arriesgaron todo por decir lo que sentían. Algunos de estos relatos aparecen en las notas que siguen: desde homenajes hasta análisis de cómo ese legado sigue vivo en la música actual. No es un recuerdo. Es un recordatorio: la música puede cambiar el mundo, si alguien tiene el valor de cantarla.
Este artículo conmemora el 51 aniversario de la muerte de Víctor Jara, cantante, compositor y activista chileno, destacando su legado a través de sus poemas. Explora su impacto en el movimiento Nueva Canción Chilena y su profundo compromiso con la justicia social. Las poesías seleccionadas reflejan su estilo lírico y los temas centrales de su obra, que siguen inspirando a la sociedad contemporánea.
