Un intento de suicidio, una acción deliberada para poner fin a la propia vida, que no siempre resulta en la muerte. También conocido como autolisis no fatal, es una señal de alerta grave que no se puede ignorar. No es un grito de atención, es un grito de dolor. Y en Chile, cada año miles de personas atraviesan este momento oscuro, muchas sin saber que hay ayuda real y accesible.
El salud mental, el estado de bienestar emocional, psicológico y social de una persona no es algo que se vea en el espejo. Se nota en el silencio, en las despedidas extrañas, en quien deja de responder mensajes, en quien habla de no valer la pena. No siempre hay notas, ni gritos. A veces, solo hay una mirada vacía o un cambio repentino de comportamiento. Y eso es lo que muchas veces pasa desapercibido. El prevención del suicidio, el conjunto de acciones para reducir el riesgo de que alguien intente terminar con su vida no empieza en hospitales. Empieza en casa, en la escuela, en el trabajo. En quien pregunta: "¿Estás bien?" y espera una respuesta sincera.
En Chile, existen líneas de ayuda como la Línea de Prevención del Suicidio (131) y grupos comunitarios que trabajan sin publicidad, pero con resultados concretos. No necesitas tener un diagnóstico para pedir ayuda. No necesitas ser "muy grave" para merecer ser escuchado. Muchos que intentaron suicidarse y sobrevivieron dicen lo mismo: "Nadie me preguntó si quería vivir. Solo me juzgaron". La clave no es tener todas las respuestas. Es estar ahí. Es no minimizar. Es decir: "No estás solo".
La ayuda psicológica, el apoyo profesional que trata trastornos emocionales y conductuales no es un lujo. Es un derecho. Y aunque el sistema público tiene límites, hay opciones gratuitas en centros universitarios, ONGs y redes de vecinos. Lo que importa es actuar antes de que el silencio se vuelva eterno.
Lo que encontrarás aquí no son estadísticas frías ni consejos genéricos. Son historias reales, datos prácticos y recursos que funcionan en Chile. Historias de quienes salieron adelante, de quienes aprendieron a pedir ayuda, y de quienes, por poco, no tuvieron la oportunidad. No es un tema para hablar en voz baja. Es un tema para hablar, con claridad, con urgencia, con humanidad.
Un hombre de 31 años atacó a su expareja con un martillo en Garín en un intento de femicidio. Posteriormente intentó suicidarse lanzándose frente a un camión en la autopista Panamericana. La víctima, quien tenía una orden de restricción, se encuentra en estado crítico. Este incidente subraya el incremento de la violencia doméstica, incluso con medidas de protección previas.
