Una dieta extrema, un plan de alimentación que restringe drásticamente calorías, nutrientes o grupos alimenticios por períodos prolongados. También conocida como regímenes hiperrestrictivos, es una estrategia que muchos prueban buscando bajar de peso rápido, pero que muchas veces termina dañando más de lo que ayuda. No es solo contar calorías hasta el último gramo. Es saltarse comidas enteras, eliminar carbohidratos por semanas, vivir de batidos o comer solo un tipo de alimento. Y aunque suene tentador, especialmente cuando ves fotos de antes y después en redes, lo que no te muestran es lo que pasa después.
Una pérdida de peso, la reducción de masa corporal, que puede ser saludable o peligrosa según cómo se logre lograda con una dieta extrema casi siempre es temporal. Tu cuerpo no está hecho para funcionar con 800 calorías al día. Cuando lo haces, entra en modo de supervivencia: ralentiza el metabolismo, guarda grasa y empieza a consumir músculo. Es como apagar el motor de un auto para ahorrar combustible… pero al final, el auto no arranca bien ni siquiera cuando vuelves a poner gasolina. Y eso no es todo. Estos regímenes también desequilibran hormonas, afectan el sueño, generan ansiedad por comer y pueden desencadenar trastornos alimenticios, condiciones psicológicas y físicas que alteran la relación con la comida, como anorexia o bulimia. Muchos de los casos que aparecen en las noticias no son de personas que simplemente "se pasaron de la raya". Son personas que empezaron con una dieta "sana" y terminaron en terapia.
La nutrición, el conjunto de procesos biológicos y conductuales que permiten al organismo obtener y usar los nutrientes necesarios para funcionar no es un problema de cantidad, sino de calidad y equilibrio. No necesitas eliminar el pan, el arroz o la fruta. Necesitas aprender a comer de forma sostenible. Las dietas extremas no enseñan eso. Solo te enseñan a seguir reglas rígidas hasta que te rindes. Y cuando te rindes, recuperas todo lo que perdiste… y más. Por eso, la mayoría de quienes las prueban terminan en un ciclo de pérdida y recuperación que daña la autoestima y la salud a largo plazo.
Lo que sí encontraste aquí no son recetas mágicas, ni promesas de bajar 10 kilos en una semana. Lo que sí hay son historias reales de personas que probaron estas dietas, de lo que pasó después, y de cómo algunas lograron salir de ese ciclo. Aquí verás casos de quienes se sometieron a regímenes que les prometieron el cuerpo perfecto y terminaron con el cuerpo roto. También verás cómo algunos lograron cambiar su relación con la comida, sin volver a recurrir a la privación. No se trata de ser perfecto. Se trata de ser sostenible. Y eso, en el largo plazo, es lo único que realmente importa.
Illia Golem, famoso culturista checo apodado 'El Mutante,' falleció a los 36 años. Con una dieta extrema y un consumo diario de 16,500 calorías, Golem destacó en el mundo del bodybuilding, aunque su vida estuvo marcada por prácticas peligrosas. El misterioso fallecimiento ha dejado conmovida a la comunidad del culturismo.
