Un gol que lo cambió todo
Desde el pitido inicial, el ambiente en el Estadio Francisco Sánchez Rumoroso era de expectativa. Apenas cinco minutos después del arranque, Lucas Assadi sentenció el partido con un remate que dejó sin salida a la defensa de Alianza Lima y puso 1-0 al favor de la Universidad de Chile. ¿Qué se necesitaba para que el marcador se volcara?
La respuesta llegó a la Javier Altamirano, de apenas 19 años, quien se plantó en el área rival con la confianza de un veterano. Con espacio y la visión de un delantero, lanzó un disparo de zurda que voló sin perdón. El guardameta Guillermo Viscarra intentó reaccionar, pero el balón rozó la escuadra y se incrustó en la red, dejando a la multitud con la garganta cortada. El gol, dos minutos después del descanso, amplió la ventaja a 2-0 y, en la práctica, selló el destino del encuentro.

El camino hacia las semifinales
Alianza Lima buscó la reacción. El equipo peruano logró descontar, pero el tiempo corría en contra y la diferencia de un gol no bastó para romper la muralla defensiva chilena. El segundo tiempo estuvo marcado por la posesión predominante de la Universidad de Chile, que dominó el mediocampo, presionó alto y dejó pocas ocasiones claras al rival. La estrategia del técnico resultó acertada: aprovechó la velocidad de sus laterales y la precisión de sus pases cortos para controlar el ritmo del juego.
Con la victoria, la Universidad de Chile avanza a semifinales donde se medirá contra Lanús, un club argentino con experiencia continental. El próximo reto pone a prueba la continuidad de la buena forma mostrada en Coquimbo. ¿Podrá Altamirano repetir la magia y seguir siendo la pieza clave de este equipo que sueña con regresar a una final mayor?
El gol de Altamirano quedará grabado en la memoria de los hinchas presentes. No solo fue un disparo potente; demostró la capacidad del joven para mantener la calma bajo presión y ejecutar una jugada decisiva en una fase tan importante del torneo. La siguiente cita en la Copa Sudamericana promete emociones intensas y, si el ritmo actual se mantiene, la Universidad de Chile podría estar más cerca de lograr el título continental que tantos esperan.